Cuando uno cumple 33 años ya se puede permitir ciertos lujos. Lujos pequeños, privados, que no necesita explicar. El mío llegó por fin ayer, procedente de algún almacén de Alemania: una guitarra. Llevaba un año entero detrás de ella, ahorrando lo poco que podía al mes. Es una Baby Taylor BT-2 mahogany. Las Taylor son unas guitarras americanas de prestigio, con tiradas mucho menores que las Martin & Co., Fender o Gibson, pero de una calidad fuera de toda duda. La marca posee dos plantas de producción: una en El Cajón, California, y otra 40 millas más al sur, en México.
El nombre de “Baby Taylor” no es aleatorio: su tamaño es más pequeño que el de una acústica normal. Son guitarras que también se conocen como “guitarras de viaje”.
¿Cuándo supe que tarde o temprano me haría con una Baby Taylor? Cuando vi a Damon Albarn tocar una interpretando On Melancholy Hill de Gorillaz en directo en la BBC británica:
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